Diferentes estadísticas han demostrado que la tasa de suicidio entre veterinarios es dos veces mayor que entre dentistas, dos veces mayor que la de cualquier otra profesión sanitaria y hasta 4 veces mayor que la de la población en general.
Especialistas han tratado de determinar los factores vinculados a dicha cifra analizando el contexto y la personalidad de quienes desempeñan la labor. Muchos han coincido que una razón exclusiva puede ser el mayor contacto con la eutanasia.
Este contacto con las técnicas más modernas de eutanasia y el gran número de casos que tienen que atender por este motivo les hace tener una concepción de la vida y del sufrimiento distinto del resto de la población.
David Bartram y David Baldwin realizaron un estudio para el colegio de veterinarios del Reino Unido donde se comprobó que el 75% de los suicidios dentro del gremio corresponden a autoenvenenamiento con barbitúricos y, en especial, de la ketamina. Un potente anestésico muy utilizado en la profesión y por ello de acceso disponible y autorizado a dichas personas.
La participación activa en el final de la vida de muchos animales que están sufriendo logra alterar el punto de vista que se tiene sobre la muerte. Puede disminuir las inhibiciones permitiendo la auto-justificación y llegar a ver el suicidio como una solución absolutamente racional y legítima. En los profesionales de la medicina también pasa, pero en menor medida porque están menos expuesto al sacrificio final.
No hay comentarios:
Publicar un comentario