Solamente descendidos en la profundidad el mismo idioma podremos compartir
porque es allí donde el pudor y la vergüenza dejan de influenciar nuestro existir.
Pero es también donde la lucidez ante lo absurdo en fragmentos te va a destrozar
y la debilidad por sentirte incapaz de gozar el tiempo que sobra se volverá a reforzar,
acelerando así la desesperación por dejar de tener conciencia sobre la existencia;
demoliendo los balsámicos bártulos de diversión: pilares de una falsa paciencia.
Es allí, además, donde la brújula de la identidad te recuerda quién eres en realidad,
tu verdadero yo , ese al que cambiar has intentado con vanos rumbos de curiosidad
que solo te han devuelto hacia la implacable soledad, punto del cuál habías partido,
pero más derrotado aún de haber hecho el esfuerzo por olvidar que roto has nacido
y que por tal motivo jamás lograrás tranquilidad inmerso en una frívola sociedad,
la cual no deja de filtrar a tus ojos más que predicada ignorancia y primitiva maldad.
Qué incongruente disonancia experimenté al ver la contradicción en tu rostro asustado,
si has comprendido mi pesar y hasta con mis palabras te has sentido muy identificado.
Y entonces me doy cuenta de que mi pasión ha bordeado la ira, mutando mi semblante,
a causa de un autoaborrecimiento extremo; fundamento de una negatividad asfixiante.
Me miraste como a un bicho lastimado y entendí por qué nunca me había expresado,
compasiva lástima en tus lagrimas solo han confirmado mi solitario destino desdichado.
Repentina y ferozmente te he abrazado tan fuerte que hasta acompañado me he sentido
pero todo dura unos instantes y en segundos la emoción sigue su rumbo hacia el olvido,
y es que la vida no puede congelarlos porque esta solo habla de cambios y desilusiones,
ya que si eterna fuera la escena, consideraría vivir en tus brazos en infinitas repeticiones.
Cuando despierto, mi mente se rehúsa aceptar que tú y yo somos distintos al retornar
y no hallo el motivo que me ha llevado a decidir soportar cada pesado soplo al oxigenar.
Pero al pasar las horas el cuerpo físico se hace presente y justifica su biologico estado,
volviéndome a dejar, como durante estos años, con triviales distracciones anestesiado.
Escrito por PáramoGris en Cuéntanos a todos.
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