Soy de esas personas que creen que el amor no siempre dura toda la vida. Quizá por que la vida me enseño a ser así.
Amor para mi son dos personas: Sofía y Alexia.
A Sofía la conocía desde pequeño, ya que hicimos la primaria y secundaria en el mismo colegio.
Ella siempre fue brillante y un ser humano extremadamente audaz. Es de esas personas que no esperan que la vidales de todo; ella va y lo busca.
Tenía esos ojos verdes fríos. Esos ojo que te miran como queriendo advertir, pero a la vez matar.
Y labios rojos, los recuerdo rojos como la sangre, como el color de las rosas, como el rojo atardecer que solíamos contemplar cuando eramos jóvenes.
La relación empezó cuando teníamos 17 años, esa edad donde no nos importaba nada. Y terminó 6 años después por... la verdad, no se el por qué. Solo terminó. Después de esto, jamas sentir rencor u odia hacia ella. Siempre quise que fuera feliz y aún hoy, lo sigo deseando.
A Alexia la conocí por el chat de este blog. Dios, aún en el día de hoy me cuesta superarlo. Pensar que ni pasó un año. Todavía la extraño. ¿Es raro que la persona con la que hablas 7 horas seguidas por videollamadas se suicidé cuando parece que todo esta mejorando? ¿Que puedo decir de ella que ya no halla dicho? El que quiere saber un poco mas puede leer Amor y dolor por chat.
También debe hacer un espacio para agradecerle a la hermana de ella. Sin ella, mi viaje a España hubiera sido en vano.
Es raro que escriba esta clase de post, donde hablo de cosas puntuales de mi vida. Las escribo poco porque son las que más me cuestan. No porque no encuentre palabras, que las hay, sino que mis sentimientos no me dejan.
Ya ha aclarado todo y quería contarles esto...
Era uno de esos días donde, por suerte, podía salir del psiquiátrico cuando alguien toca la puerta. Era Sofía.
Me sorprendí mucho al verla, no me atrevía ni siquiera a mirarla; Dios era tan hermosa, tan sublime, tan inocente…
Nos quedamos observándonos por un momento, como extraños que creen que se conocen de algún lugar. Seguía siendo la misma de siempre.
La invité a pasar y hablamos. Hablamos de todo. En un momento, ella se paró y empezó a recorren la casa lentamente, observando las fotos. Mis ojos seguían el curso de sus dedos que paseaban entre sus cabellos. Aquellos cabellos negros danzaban entre sus delicados dedos como acariciando la belleza oscura de la noche.
No podía mantener la mirada, pero tampoco quería apartarla… Y luego, ella volteó su cabeza y, mirándome profundamente, penetró mi alma y dejó dibujar en sus labios una preciosa sonrisa que era una amalgama de emociones: nostalgia, tristeza, felicidad, pasión, amor.¡Qué se yo!
Tanta hermosura, tan poco tiempo, tan pesada mi lengua que se congelaba tratando de al menos susurrar algún juvenil piropo.
Pero no había letras, ni existían palabras ni emociones semejantes para conjugar el sentimiento y la pasión que llevaba dentro de mí. ¿Es que acaso estaba enloqueciendo de amor por semejante mujer?
En ese momento, recordé cuando hablábamos, nos reíamos, nos abrazábamos, nos besábamos. Hacíamos el amor y sentíamos que ese era el camino correcto.
Pero no es lo mismo que antes. Esto no puede pasar. Ni tampoco va a pasar. Ella esta en pareja y yo no puedo hacerle esto a ella y a su novio. Es feliz, o al menos parece serlo. Envidio a esa persona, a ese que se levanta día a día con ella y ve a un increíble ángel al lado suyo.
Cuando se despidió, no pude hacer otra cosa que quedarme sentado en el piso, apoyándome contra la puerta. Ya pasaron varios años y los sentimientos me siguen traicionando. Estoy confundido, desconcertado para ser mas preciso. Y no se que hacer. Solo espero que esto acabe pronto.
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