jueves, 20 de diciembre de 2018

Robert E. Howard | Planificación, orden y suicidio


Robert Ervin Howard nació 22 de enero de 1906 en Peaster, Texas, Estados Unidos y es considerado  uno de los escritores más influyentes de la fantasía heroica moderna siendo creador de las reconocidas  sagas de Conan, Kull y El Borak en otras.

Además de ciertos padecimientos físicos sufrió fuertes depresiones a la largo de su vida, que le llevaron a considerar el suicidio con anterioridad, y a esto se le sumaban trastornos del sueño que lo atormentaban con terribles pesadillas y ocasionaban períodos de sonambulismo. 

Un mes antes de su muerte le escribió una carta, la cual manifestaba su pensamiento, a su amigo escritor August Derleth, en la cual expresaba:

“ Para los ancianos la muerte es inevitable, sin embargo a menudo siento que es un tragedia mayor que la muerte de un joven. No quiero vivir para conocer la vejez. Quiero morir cuando llegue mi tiempo, rápida y súbitamente, en el punto más alto de mis fuerzas.”

El suicidio de su persona se hizo conocido por ser algo totalmente planeado y premeditado con antelación. En las semanas previas Robert E. Howard redactó instrucciones precisas sobre el destino de sus obras en caso de su muerte, escribió un testamento dando cuenta de sus bienes, que eran escasos debido a problemas económicos. Luego tomó prestado a un antiguo compañero un revólver Colt .380, visitó a un doctor para preguntarle  si una persona realmente moriría si se le disparase en la cabeza y así terminó convenciéndose del método. 

El 10 de Junio de 1936 Robert fue al cementerio Brownwood y compró un terreno para tres entierros, además del suyo uno para su anciano padre y otro para su madre que poco antes había entrado en un coma irreversible. Al día siguiente, el 11 de Junio, subió a su coche y se disparó en la cabeza muriendo así a los treinta años de edad.

Su nota suicida es un extracto del poema "La casa del César" (The House Of Cesar) de Viola Garvin, el cual recita:

Todos huyeron, todo está hecho, así que levantadme en la pira;
La fiesta ha terminado y expiran las lámparas.

1 comentario:

  1. Es de cierta manera bello el poder de decisión que tuvo y cómo ordenó todo para dejar la menor cantidad de cabos sueltos... Quisiera tener esa posibilidad, esa fuerza de voluntad. Me siento triste y sola... vacía.

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