Acostado en la cama , a las tantas horas de la noche, el día antes de acudir por primera vez a un psicólogo cuya posibilidad solo resultó de mi cansancio a reclamos de los más cercanos y por la propia curiosidad obviamente pues quién no se ha preguntado ¿podrán ellos saber?.
Como jamás he podido evitar, mi mente comenzó a viajar y adelantarse a los hechos futuros, a recorrer el camino hasta lo que podría suceder, imaginando cada detalle de lo que sería mi encuentro con esa persona y lo que me diría en ese momento. Y sabiendo que estaría horas en ese ansioso estado antes de lograr dormirme, consideré que esta "capacidad" que generalmente resulta ser un problema podría ser de ayuda en la elección de lo que le contaría al especialista y así estar mejor preparado para la ocasión real.
Admitiendo que mi imagen no hablaría por mi, porque mi cascara es similar a todas, traté de adivinar cual podría ser su primera pregunta en la entrevista , ya me veía sentado frente a frente y al él tomando notas (prejuicio de la profesión), pero ¿qué es lo que dicen ellos al empezar? yo no lo sé, pero si sé que es lo que preguntan todos, el típico "¿cómo te sientes?" y lo pondré en sus palabras porque al fin de cuentas es una persona más.