sábado, 29 de noviembre de 2014

Diario de un Suicida

¡Quiero escribir! Durante días, meses, años. Vomitar letras claras y fuertes frente a la pantalla de un ordenador.

Contar mi vida, mis sueños, vidas que imagine con sueños que imagine. Poder estar toda la eternidad plantándole cara a un diario, el alma abierta, liberando cosas hasta que ya no quede nada.

Jura y perjura: ella está segura. Nunca, absolutamente nunca, volverá. No quiere volver conmigo, no me ama, ni me volverá a amar jamás, haga lo que haga o diga lo que diga. No hay solución, tampoco sentido, y ni un resquicio donde exista la esperanza. Pienso por primera vez en suicidarme, en darme muerte, quitarme de en medio de la manera más rápida y silenciosa posible. Es más que un pensamiento, una decisión. No tengo ganas de vivir.

Estuve pensando en porqué lo hago, porqué quiero morir. He pensado en las alternativas. La alternativa es seguir viviendo en este mundo de mierda con otra cicatriz (bastante profunda) en el brazo izquierdo. Podría volverme a enamorar, salir con alguien, pero tiempo tiraría también incluso eso a la basura. Sufriría de nuevo y no me importaría entonces levantarme para amar otra vez.

Pero existe un problema: ella. Aunque ame y esté con otra, su recuerdo me acompañará toda la vida.

Preguntándome cada noche en qué fallé, cuál fue el error por el que aquella perfecta relación no pudo salir adelante, a pesar de mis ilimitados esfuerzos y empeños. Me retorceré de dolor sin encontrar la respuesta, mirando sin pasión a mi lado yacer distintos cuerpos en mi cama.

Siempre vivirá el recuerdo del primer amor, del amor verdadero, y la tortura de su perdición jamás explicada.

Mientras cada vez el sentimiento va aflojando su efecto sobre mí, convirtiéndome en un animal sin pasiones, un trozo de madera inerte que se desplaza movido por la corriente del río.

Quizás es a esto a lo que, en resumen, nos condena este mundo sin relaciones, sin enlaces, sin compromisos. Donde no existe nada irrompible, incluso los juramentos de amor eterno. Donde este mundo de realidades opacadas por la libertad sea el alimento de todos los días.

La clave de todo se encuentra en el conflicto de los deseos: yo quería seguir adelante, ella quería encontrar otros hombres. En un mundo de libertades, su deseo prima sobre el mío, adquiere más importancia pues es el destino de su cuerpo lo que está en juego. Pero el destino de mi cuerpo, de mis sentimientos y relaciones, también está en juego.

El amor no tiene importancia, es una sensación secundaria. Merece la pena romperla en nuestra búsqueda de placer. Este es el mundo en el que no quiero vivir. Dejemos que suene el “Still loving you” mientras voy a cenar.

Salgo a comprar tabaco y alquilar una peli. Pasar el rato hasta que llegue la noche. No sé cómo la muchedumbre lo acepta. Nadie parece quejarse, son todos felices. Incluso bailan colocando las caratulas en los estantes del videoclub.

Cojo dos películas y me pongo a ver una. Tengo la sensación de que he visto la peor de ambas. La gente, desde la calle, me mira cómo me fumo mi último cigarrillo. No puedo adivinar lo que están pensando. Pero yo pienso en ella, en todo lo que he vivido, todos los que he conocido. Desgranando pastillas una a una. Metiéndomelas en la boca.

Tragando. Está hecho.

Pero entonces entra mi madre. Espero que no se dé cuenta pero lo hace. Atenta llevarme de nuevo al hospital pero no, no quiero. Lucho contra sus manos. Subo las escaleras con ella siguiéndome. Tengo suerte y la azotea está abierta.

- Cálmate, hijo. Piensa lo que vas a hacer. –grita por cada peldaño.

¿Que lo piense? Llevo toda mi vida pensándolo. Pero éste es momento de llevarlo a cabo. Mis zapatos rozan la cornisa, y miro abajo. Se acerca ella fatigada, me dice cosas que no oigo. Mejor no oírla, mejor escuchar el vacío.

El abismo debajo de mí me absorbe y entonces caigo. Se hace muy largo el tiempo, mientras desciendo, cada vez a más velocidad. Por fin un coche me detiene, y siento el crujido de mis huesos, el dolor en los músculos, la sangre deslizándose espesa por entre las grietas de mi carne.

Escrito por ~ Sentiment Of Darkness ~ a las 3:08 a.m, Existieron 9 comentarios: 

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