martes, 29 de julio de 2014

Un final pacífico

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez sonreí. No estoy hablando de una sonrisa ocasional. Estoy hablando de una verdadera sonrisa, una sonrisa que realmente signifique algo.

Claro que cuando veo comedias a veces me río, pero en estos días mis risas y sonrisas se sienten más forzada que otra cosa. Se vuelve agotador tener que ponerme una máscara para que los demás no noten mi tristeza. Es difícil y sólo sirve para hacer que me sienta mucho más solo de lo que ya estoy.

jueves, 17 de julio de 2014

Recursos de la autodestruccion

Nacidos en una prisión, con fardos sobre nuestras espaldas y nuestros pensamientos, no podríamos alcanzar el término de un solo día si la posibilidad de acabar no nos incitara a comenzar el día siguiente...Los grilletes y el aire irrespetable de este mundo nos lo quitan todo, salvo la libertad de matarnos; y esta libertad nos insufla una fuerza y un orgullo tales que triunfan sobre los pesos que nos aplastan.

Poder disponer absolutamente de uno mismo y rehusarse: ¿hay don más misterioso? La consolación por el suicidio posible amplía infinitamente esta morada donde nos ahogamos. La idea de destruirnos, la multiplicidad de los medios para conseguirlo, su facilidad y proximidad nos alegran y nos espantan; pues no hay nada más sencillo y más terrible que el acto por el cual decidimos irrevocablemente sobre nosotros mismos. En un solo instante, suprimimos todos los instantes; ni Dios mismo sabría hacerlo igual. Pero, demonios fanfarrones, diferimos nuestro fin: ¿cómo renunciaríamos al despliegue de nuestra libertad, al juego de nuestra soberbia?...

Quien no haya concebido jamás su propia anulación, quien no haya presentido el recurso a la cuerda, a la bala, al veneno o al mar, es un recluso envilecido o un gusano reptante sobre la carroña cósmica. Este mundo puede quitarnos todo, puede prohibirnos todo, pero no está en el poder de nadie impedirnos nuestra autoabolición. Todos los útiles nos ayudan, todos nuestros abismos nos invitan; pero todos nuestros instintos se oponen. Esta contradicción desarrolla en el espíritu un conflicto sin salida. Cuando comenzamos a reflexionar sobre la vida, a descubrir en ella un infinito de vacuidad, nuestros instintos se han erigido ya en guías y fautores de nuestros actos; refrenan el vuelo de nuestra inspiración y la ligereza de nuestro desprendimiento. Si, en el momento de nuestro nacimiento, fuéramos tan conscientes como lo somos al salir de la adolescencia, es más que probable que a los cinco años el suicidio fuera un fenómeno habitual o incluso una cuestión de honorabilidad. Pero despertamos demasiado tarde: tenemos contra nosotros los años fecundados únicamente por la presencia de los instintos, que deben quedarse estupefactos de las conclusiones a las que conducen nuestras meditaciones y decepciones. Y reaccionan; sin embargo, como hemos adquirido la conciencia de nuestra libertad, somos dueños de una resolución un tanto más atractiva cuanto que no la ponemos en práctica. Nos hace soportar todos los días y, más aún, las noches: ya no somos pobres, ni oprimidos por la adversidad: disponemos de recursos supremos. Y aunque no los explotásemos nunca, y acabásemos en la expiración tradicional, hubiéramos tenido un tesoro en nuestros abandonos: ¿hay mayor riqueza que el suicidio que cada cual lleva en sí?

miércoles, 16 de julio de 2014

El señor x


El señor X observa desde la ventana de su casa. La idea poco a poco le va rondando la cabeza. Observa el comportamiento de las personas en general. Obviamente dejan mucho que desear. 

Un rebaño más. Eso es lo que son. Fácilmente alterables, vulnerables. Algunos piensas que son inteligentes por leer tres librillos que lideran las listas de ventas, por tener el coche más caro aparcado en la puerta de sus casas, por tener la casa más grande y la ropa más cara. 

Ostentación. Eso es lo que se valora aquí. Tener y tener. Pasear a la guapa de turno en tu coche para que los demás la vean. Exhibir tu trofeo. Amar con los ojos, no con el corazón. En eso se transformó el amor, en aparentar.

Malditas mentirosas

"Te quiero con todo mi corazón y alma"

"Siempre vamos a estar juntos"

"Tú eres mi alma gemela, mi verdadero amor"

"No quiero estar sin ti, no puedo ni siquiera imaginar mi vida sin ti"

"Por favor no me dejes"

"Siempre has sido mi mejor mitad"

"Siempre sabes que decir"

jueves, 10 de julio de 2014

Solía ser feliz

Las cosas no son lo mismo,
ya no es como antes.
La vida solía tener sentido,
ahora es un horizonte indefinido.
Yo solía ser feliz,
hace tanto tiempo,
pero ahora me siento diferente,
y en verdad, no sé por qué.
¿Qué fue lo que me pasó?
Pregunta que siempre me hago.
Ahora deseo terminar con mi vida,
pero no siento que hoy sea el día.

domingo, 6 de julio de 2014

Insignificantes

¿Te has preguntado alguna vez lo insignificantes que somos? Estoy sentado aquí mirando ese cielo hermoso, pero no puedo evitar sentirme insignificante. La vida se ha vuelto difícil para mí y entiendo, y me deja totalmente confundido. Día a día busco mantener la misma rutina: luchar contra mí para levantarme, ir al trabajo, la ansiedad, la angustia, la ansiedad....

La única parte buena de mi vida es estar con mi familia en mi nueva casa, pero no sé cuánto tiempo alguien me amará. El amor siempre se va. Al menos así es como las cosas han sido hasta el momento.

Quiero estar fuera.

Eternidad

¿Cuándo fue que te conocí?

Creo que a la edad de dos.

Creo que te vi.

Te miré a través de mi rostro empapado de lágrimas con los ojos vendados y mis manos en mitón enlazado que no se podía quitar.

Me perdí en los colores cálidos de tu abrazo y sentí que el terror descendió en un cuerpo que no era el mío.

Sigues siendo mi primer recuerdo...

miércoles, 2 de julio de 2014

Realidad Subjetiva

La realidad absoluta, si es que existe, no importa. Lo que importa es la percepción del individuo de la realidad, porque eso es todo lo que sabe. Esto es lo que quiero decir: es posible que dormir cerca de 6-10 horas al día, y el resto del tiempo estar despierto y consciente de la realidad.

Bueno, ¿y si, a través de las drogas u otros medios, duermes 20 horas al día, dejando sólo 4 horas de "realidad"? Las de 4 horas se convierten en insignificantes? Sé lo que estás pensando... por supuesto que no. Esto es debido a que nuestra memoria sigue funcionando, y recoge donde lo dejamos cada vez que nos despertamos.