Descendido a lo profundo,
donde la luz enceguece mis ojos,
pero no calienta mi espíritu.
Donde la noche acompaña
en su muerta y
pacifica soledad.
El silencio insoportable que la música calla
con melodías saturadas de deseos imposibles
y posibles fines al alcance de la mano.
Donde ni el amor puede llegar y
lo triste es lo habitual.