miércoles, 15 de agosto de 2018

Acto reflejo

Me sentía palabra al hablar

Yo era la voz que cantaba

la muerte. Yo era el rumiar

de las cosas que amaba.

Me sentía el lugar 

que la voz ocupaba

El reflejo difuso 

de un rostro feroz

El destello infuso

de una atroz mirada

Me sentía Todo

Y me sentía Nada.


Escrito por Zombie con cremallera en Cuéntanos a todos.

No me merezco

Queriendo merecer

Pues lo que tengo no es mío

Me fui a buscar a quien da

Y lo encontré allí, clavado

Y ya perdido el sentido

Quedando así inmerecido

Más ancho que el mar

Y más eterno que el ser

Sin nada en lo que creer

Ni suelo por el que andar

martes, 14 de agosto de 2018

Sálvese quien pueda

Habito el occidente necesario de este ahora, de cada latido. Emparedado entre el olvido y la ignorancia, sediento de sentido, invento oasis de libertad en el desierto ilimitado de lo irremediable.

"¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?" ( Romanos 9:21)

Nada me pertenece, ni siquiera el reflexivo posarse de esa mirada, ay, tan cercana: soy un destino.

Las musas insuflaron mi pecho con visiones infernales: ¿Qué es lo peor que le puede pasar a este pedazo carne?

Cada instante es un "All In" pues lo peor es posible. Cada apuesta, un farol: la baraja es infinita e imposible conocer el valor de mi mano.

Me tiemblan las rodillas y crujen mis dientes al ver reflejado mi rostro en ese espejo que me mira desde el abismo, allí abajo.

Lo peor es posible y mi aliento temerario.

¡Qué osadía es el vivir!

Mi epitafio: ¡Cruzad los dedos!


Escrito por Silenio el milenial en Cuéntanos a todos.

domingo, 12 de agosto de 2018

Virginia Woolf | Carta de despedida



Virginia Woolf nació el 25 de enero de 1882 y fue una escritora londinense considerada una de las mejores novelistas en lengua inglesa y una de las precursoras del feminismo. Su vida personal y literaria se vio afectada por su salud mental ya que padecía de lo que hoy se denomina  desorden bipolar y desde muy joven sufrió diferentes episodios depresivos.

El 28 de marzo de 1941 con 59 años de edad, Virginia caminó hasta el río Ouse cerca de su casa, llenó su abrigo con piedras y se sumergió en las profundidades del agua hasta desaparecer y morir ahogada.

Antes de ello dejó una breve carta de despedida dirigida a su esposo la cual decía:


Querido:

Estoy segura de que me vuelvo loca de nuevo. Creo que no puedo pasar por otra de esas espantosas